SÁBADO 31 DE MARZO

No me gusta nada este libro
parecen las raices de una persona escarbando hacia el centro de la tierra,
está bien escrito si, pero quizá demasiado bien
como si el alma de su escritor fuera mas bien un elegante disfraz
así que prefiero mirar como entra el viento desordenando el pelo de esa chica
que está sentada en el césped
con esa fila de 5 cipreses
como 5 cohetes apuntando al cielo del horizonte despejado
que tiene enfrente,
y veo como sonrie a un niño que tiene alguna enfermedad mental
y está arrancando hierba sin parar y tirándola al aire como confeti a su lado
y veo cómo se acerca su hermano para llevárselo y le pide perdón
y ella contesta que no no no no
que no importa
y piensa en toda esa responsabilidad
que tienen los niños que tienen que cuidar toda la vida de su hermano,
pero no piensa que esté perdiendo la infancia cuidando de él
o que esté triste
al revés
cree que tiene una felicidad serena y plena
y que no se deja llevar por esa alegria desmedida de algunos niños
que es más bien estupidez o crueldad,
piensa que siendo tan pequeño ya tiene ese sentido de la justicia honesta
y esa paz
que las personas solo alcanzan cuando son demasiado mayores
como si el chaval fuera un adulto al que de alguna forma
le han concedido ese deseo
que tantos piden de volver a ser niño pero con la sensatez que se tiene de adulto,
y ahí está jugando con los otros niños con su felicidad plena
y de vez en cuando se acerca a preguntar al hermano
sin humildad
y sin ningún otro disfraz si está bien y que se aleje un poco
de la señora que la está molestando,
la señora tiene 20 años y repite que no importa y se tumba de nuevo
en el cesped y mira el cielo azul
y los pájaros y los bichos y las ramas de los árboles
se mueven en una coreografia caótica a su alrededor y
con sus piernas forma una figura como una N
y la mueve jugueteando con el tobillo
descalza
formando una estructura melancolíca, modernista, un poco abstracta y
un poco industrial pero necesaria y útil como un puente
que ha pedido ese deseo que piden algunos puentes
de tener vida
y la hierba que tira el niño hacia el cielo
cae sobre las rodilla