EL INVIERNO DE KIKUJIRO

me sigo poniendo guapo
aunque se que solo me quiere el ruido constante de la ciudad
el banco mas apartado del parque
el frio seco de este pueblo gigante y sin piedad
el atardecer con colores radiactivos
las letras profundas y tristes que no entiendo de las canciones de la radio
el silencio que sale de esa iglesia vacia que nunca he visitado
la cartelera de la filmoteca con una retrospetiva de takeshi kitano
subtitulado,
y sentir la noche
latiendo
al salir del cine
y ver con la luna
a las mujeres que vuelven del trabajo
subiendose al autobús
y que cuando arranca se quedan pensativas
mirando por la ventana como les persiguen las hojas de la calle
arrastradas por la inercia de las ruedas
y una se eleva mas que las otras
y se eleva más que el autobús
y parece que se quiere elevar por encima de la ciudad entera
y ahi estoy yo siguiéndola con la mirada
y animándola con todas mis fuerzas,
entrar en el pub
y sentir el calor del whiski quemando a la ansiedad del pecho
con las luces azules
la barras acolchadas
la musica
las conversaciones cruzadas
y el circulo perfecto que trazan las ideas obsesivas
que vuelven una y otra vez se convierten en una linea recta
que se pierde en un infinito imperfecto,
beber una copa como si fuera un colacao
y que ella me pregunte si todavia llevo la copa así
tan entera
no se imagina que en lo que ha ido al baño sea otra,
es Venezolana
pero sin acento ni cuerpazo de Venezolana
es mas bien menudita,
su jefe es mayor que ella
tiene dos discotecas o es socio
y viste como un dandy deportista
dice que os pasa gratis a un concierto en una de sus salas
y mientras habla la observas
pide una canción venezolana y la canta;el canto del pilón
es imposible no enamorarse
habría que tener el corazón de hielo y cuando acaba
dice que odia el sexo mientras mira hacia su jefe
que habla con un colega pero también mirando hacia ella,
el asqueroso sexo remarca dejándole con la mirada colgada,
si alguien no lo impide estos dos acabaran
como pareja consolidada, la contesto que conmigo no hay problema
que siempre salgo pajeado de casa
y que prefiero a Platon y al amor
que imaginarla en ropa interior en un solo gesto
que he aprendido para poder sobrevivir
como los camaleones
o como la  postura de los felinos agazapados ,
tengo 3 llamadas perdidas de un amigo
salgo fuera
le llamo
no se enfada
dice que vuelve
le veo aparecer y me pregunta si me voy a quedar en el bar
que tiene que ir a no se qué
que ya se lo que es cuando me pide dinero prestado,
le digo que vamos a un concierto
que apunte la dirección
posiblemente la noche se alargue
rodeado de las cosas que aún me quieren
y quizá algunos animales de esos modificados geneticamente
para querernos de verdad