miércoles, 31 de enero de 2018

El siguiente escalón



Hoy que el homo deus es casi una realidad
y que quizá seamos sino la última
si de las últimas generaciones primitivas antes del gran salto
al hombre tecnológico inmortal
capaz de tomar las riendas de su propia evolución
surgido de la religion de la ciencia ficción
desde sus templos en silicon valley
extendiéndose por toda la tierra
hasta mas alla de los agujeros negros
y de lo que haya detrás,
y si a los que nos encontramos
y su falta de compasión hacia nosotros no es mas que la que
tenemos nosotros por las ratas de un laboratorio
las de una bacteria encima de un hongo
unas simples células
que nos dividimos tratando de ser
inmortales como un cáncer,
ahora que se está tan cerca
y el hombre-dios tendrá sueños más profundos
sensaciones más complejas y placenteras
unas experiencias mas ricas que las que podamos imaginar
con todas nuestras conexiones neuronales encendidas
brillando como estrellas
galaxias intermitentes conectadas todas a un mismo tiempo
las raíces de los árboles incendiadas debajo de la corteza
haciendo una canción cuántica perfecta
que será el himno de la nueva humanidad
y si acaso descubrimos que somos un experimento de otra civilización
que nos dejó aquí como una bacteria
atrapados en este laberinto hecho de tiempo y espacio
para ver como íbamos descifrando
paso a paso las claves para escapar de la muerte
y lograr ser inmortales como ellos
y caminar por la línea del tiempo y atravesar el espacio hacia las otros universos,
y si se están divirtiendo o asombrándose con
nuestro indudable interes por escapar
y por nuestra curiosidad como si fueramos un reality show interestelar
y si se han asombrado de nuestros sueños proféticos
que nos hacian pensar en dioses inmortales
a los que hacíamos ofrendas y rezábamos y los sentíamos
como la piel que se estremece cuando siente el frio de su soplo en nuestros pensamientos,
y si se reian o sentian lástima cuando nos veían a la entrada de nuestros templos
o de nuestros cementerios
y si hoy estarán intersados sabiendo que estamos a punto de dar ese salto
y dejar en un zoo al homo sapiens
ahora
que se huele la inmortalidad
ahora que estamos a punto
de dejar al homo sapiens en en su cuna
pidiendo ayuda
y tomar las riendas de la evolución
ahora que se huele al hombre dios
ahora que se sabe que todos hemos sido martires
desde el principio de los siglos
simples animales mortales
con la eternidad clavada en nuestro pensamiento
como una tortura que nos impedia ser felices
y que seguro que nos justificaran pero
tambien nos olvidarán avergonzados
como nosotros hemos olvidado la mirada de esos monos
que no se quisieron poner a dos patas,
me pregunto como se nos verá desde ariba
y si serémos dociles
o tendremos esa belleza de los animales salvajes
que se defienden y atacan
antes de dejarse controlar
o si seremos un virus como un catarro
o seremos un virus imparable
que se crece ante la adversidad,
ahora que el tiempo se nos agota
y que estamos cerca de encontrar la puerta de salida
disfrutemos del final de nuestra especie
y honremosla con la sangre de los tiranos
y hagamos que la ultima generacion se sienta orgullosa
y disfrutemos de ellas cuando se ponen medias de dibujitos y tacones
y los pantalones mas cortos que los pantalones cortos
y bailan al mismo tiempo que sonrien
y que no nos haga falta nada mas
ni el sol, ni la luz
ni las primaveras
ni la verdad
ni ver la ciencia ficción como si fuera la nueva religión
y ni siquiera querer salir de aquí y disfrutar de nuestra belleza animal
corta pero intensa

viernes, 26 de enero de 2018

La gente invisible



Desde que nací
recuerdo siempre una silla vacía cerca,
en el colegio ya estaba ahí y me gustaba sentarme a su lado
como si las sillas vacias fueran mas interesantes
y tuvieran muchas mas cosas que contar que los profesores y los compañeros,
y cuando alguien se sentaba a mi lado buscaba por instinto la silla vacía
en algún otro lugar de la clase,
era la silla de algun chaval que no había venido
y me dedicaba a pensar donde estaría,
a veces el compañero volvía al día siguiente o a la semana
después de una enfermedad de esas de los niños que les hacia volver diferentes
mas altos
y cambiados,
entonces volvía a buscar otra silla vacía

En mi habitación hay una silla vacía donde nunca me siento
y está ahí siempre y solo la utilizo para poner ropa encima
y para mirarla por las mañanas durante unos minutos antes de levantarme
y sentar ahí a las personas con la que he estado soñado durante
toda la noche para interrogarlas sobre mi futuro o sobre lo que estoy haciendo mal.
Y en el trabajo
o de vacaciones
o en el coche
siempre hay una silla vacía que parece que me persigue a todos lados,
ahora estoy en una terraza tranquilamente viendo el partido y ahí está
hermosa
de plástico
y girada hacia mi,
y la miro pensando en toda esa gente que he ido olvidando a lo largo
de la vida como si estuvieran pasando un rato sentadas conmigo
viendo como pienso
y como bebo
y como miro al partido,
algunos de esos en los que pienso se sientan y se levantan enseguida,
otros están un minuto, y algunos son los de siempre,
entonces llega una pareja a la mesa de al lado
y ella se me acerca y me pregunta si se la puede llevar
como si mis fantasmas no tuvieran derecho a sentarse y tomarse una copa conmigo,
yo reacciono rápido sin pensar
y por educación
y con una sonrisa le digo que adelante
y que no hay problema
y veo como se lleva la silla y me tengo que poner a mirar el partido
y a la gente y a ella y a su pareja
que nunca cuentan nada

lunes, 22 de enero de 2018

ATASCADO ENTRE DOS MUNDOS



Esa mañana hacia un frio terrible en el pueblo
y tuvimos que quitar el hielo del limpiaparabrisas con la caja de un cd,
también recuerdo que había un coche aparcado en doble fila
y entré en la cafetería a preguntar de quien era para poder salir,
recuerdo que cuando salíamos por la carretera la montaña estaba
completamente nevada y nos observaba a todos los madrugadores con
una extraña indiferencia igual que las personas se quedan
mirando un objeto en el suelo antes de levantarse de la cama,
la montaña también estaba ahí pensando en sus cosas debajo de su manta blanca
esperando quizá a que el sol apareciera y la hiciera brillar 
como si tuviera una buena idea para levantarse,
o que un animal rascara con su pezuña sobre la nieve 
para encontrar un poco de hierba debajo y recordara que tiene que trabajar,
o que un montañero caminara como una hormiga haciéndola cosquillas 
por una roca parecida a una nariz gigante
y entonces ella se desperezaría murmurando debajo de la manta el sonido subterráneo 
del nacimiento del rio
o empezaría a silbar entre las rocas con su viento y a fumar sus cigarros 
haciendo nubes contra el pueblo.

Recuerdo que nosotros íbamos con el tiempo justo, pero
no contábamos con que a esa hora la entrada a la ciudad era un puro atasco
y encima estaba lloviendo,
recuerdo que entramos en el atasco de lleno
con las ventanas empañadas,
chispeando sobre el parabrisas,
con los demás conductores parando y avanzado un poco a nuestro lado,
con sus luces rojas de freno reflejadas en tu cara,
con los edificios que bordean la autopista como si fueran gigantes de cristal,
con tus rodillas nerviosas calculando el tiempo,
con el limpiaparabrisas haciendo un ruido como un metrónomo 
con el que sincronizabas tus quejas por llegar tarde,
con un canción de U2 que decía que te necesito como al café negro y como la nicotina, 
y conmigo pensando que ojalá el atasco no acabe nunca
y que siga lloviendo sobre el cristal del coche y el mundo difuminado hay fuera
deje de tener importancia,
y que toda la gente abandone la esperanza de avanzar 
y olviden las prisas y una enorme
corriente filosófica resignada invada a toda la humanidad,
que quedemos atrapados en la autopista para siempre 
y que pasen los años aquí atascados
y que la luz vaya cambiando hasta que el sol en el lateral
hiciera que la sombra de mis manos sobre el volante
se pusiera encima de tus piernas
y poder sentir que te las tocaba
y que levantaba tu falda aunque solo fuera un centímetro más;
en tus piernas un centímetro más significa asomarse a un acantilado con vértigo
o el contorno de un continente nuevo en un papa,
sin embargo los coches se movieron rápido
y llegaste solo un poco tarde al trabajo,
yo sabía que el atasco se iba a acabar como tarde o temprano
se acaban las lluvias
o los fines de semana
o los atascos a primera hora de la mañana
o como las faldas vuelven a su posición aburrida cuando salen de los coches,
y te bajaste del coche y ya ni llovía
y tu falda volvió a su posición normal a la altura de las rodillas
y el lunes ya había tomado los mandos de la
ciudad y la canción por supuesto se acabó y no volvió a sonar nada bueno
en todo el día

viernes, 19 de enero de 2018

ADN

La ciudad ya está preparándose para la noche
solo quedan abiertos los bares del barrio
que ya están recogiendo
y el ruido del camión de la basura a lo lejos,
cuando entro al bar pido un dyc con hielo
y despues miro al suelo y veo que brillan mis zapatos
pero no brillan por fuera
brillan por dentro
llenos de cristales
que se me clavan a cada paso,
y tengo frío, ese frío de los pueblos castellanos
que se puede tocar con la manos cuando cae el sol tras la montaña,
ese frío que te acaricia la cara
con sus dedos de cuchillas
y la deja llena de surcos por donde luego bajan los ríos
que desbordarán las injusticias
y las buenas películas,
y llevo un silencio que reina a varios km
con el aullido de un perro en la lejanía,
el silencio y una campana en una iglesia
tocando las 12 mientras miro cómo el whiski va rodeando a los hielos,
llevo una columna de humo difuminada
y un árbol inmenso azotado por el viento,
una cigüeña planeando sobre los tejados
y su sombra sobre la calle cuando le paro la mano al
camarero que me estaba llenando la copa demasiado,
llevo una ventana silbando junto
al reloj de pared sonando en casa de una abuela,
el cencerro de una vaca en el prado lejano,
la última puerta que se cierra de noche en el pueblo
y un candado fuerte sellándola mientras mezclo el sonido del whiski y el de los hielos contra el vaso,
y al fondo
acechando
inmensa
la montaña nevada cada vez más ausente,
nadie la nombra pero ahí está
en mi pupila perdida con los reflejos del fuego de una chimenea,
mi mirada el sonido de un hacha cortando leña,
mi mirada y dormirse junto a la voz de los padres
y la televisión
y la pierna desnuda de una vecina
llena de sexo
cuando siento el primer trago atravesando el pecho,
llevo un silencio de montaña sagrado,
llevo las calles estrechas,
las esquinas oscuras,
las farolas alumbrando unos copos que caen
en silencio,
y las piedras irregulares
medievales cuando miro las botellas de colores decorando la pared,
y llevo la noche estrellada
en la inmensa
cúpula
con los satélites
y las constelaciones
y un agujero negro hacia otra dimensión
cuando sueño
que no estoy atrapado lejos de algún pueblo

domingo, 14 de enero de 2018

Canción robótica

Me emocionan los robots
despertarme cuando el mundo esté lleno de ellos,
despertarme cuando cambien las cosas hasta ese punto en que todo esté al revés
en que todos sirvan para lo que han nacido
sin perder el tiempo
en lo que no se les da bien,
yo identifico un robot artista
de uno pensador
solo con hacerle una pregunta
¿Qué te gusta?,
despertarme después de la revolución
cuando las escuelas no sean centros de reclutamiento
de esclavos sin personalidad,
despertarme cuando la música sea la lengua oficial
despertarme cuando en las catedrales se juegue al frontón
y las sinagogas sean coffe shops
bibliotecas
y enormes cines,
despertarme cuando el arte y el sexo y las drogas
formen parte de nuestra cultura como nuestra alimentación
y cuando se estudie en los colegios sobre sus beneficios
y sobre su control,
despertarme cuando el planeta sea nuestro dios
el aire
y los arboles
y nosotros
y vivir mejor,
despertarme cuando se adore a una mujer patinando
en piedra y mármol
en la plaza central
de cualquier ciudad
y cuando se tiren las estatuas de los dioses
y se idolatre al trabajador,
despertarme cuando nuestros dioses
hayan hecho algo por nososotros,
despertarme cuando la ciencia
no pueda caminar por la calle
acosada por la fama
y se entreviste a científicos
en el día a día
y se les escuche,
despertarme cuando fichemos a Stephen Hawking
por 100 millones,
despertarme cuando la pena de muerte extinga la pobreza
con un botón de on-off en el cuello de todos los que quieran el poder,
despertarme cuando podamos vivir felices
como robots libres
o dejarme dormir hasta la 3 de la tarde
y vivir de noche
cuando estén todos los humanos dormidos,
ahora son las 7 de la mañana
una señora hace una tortilla francesa al lado de mi ventana 
bate los huevos a una velocidad increible
no para
parece un robot
pero no lo es
un robot tendría mas respeto por sus vecinos

viernes, 5 de enero de 2018

Pan bendito

Esta noche de invierno
tan fría
perdiendo el tiempo en la cuesta de enero
te he dado un beso sin venir a cuento
y has sonreido
premiando mi descaro por saltarme las reglas
absurdas
que nadie entiende
y entonces he recordado esas mañanas de verano
cuando me mandaban a comprar el pan
y me avisaban que no me lo comiera por el camino
pero lo decían sonriendo
para que entendiera que no pasaba nada
y que todos contaban con que el pan llegaria mordido
y que era un divertido juego prohibírmelo,
y siento tu cuerpo
sugerente
caliente
y horneado
del color del pan recien hecho
bailando en un bolsa colgada en el manillar de la bicicleta
como en esos veranos
con el cielo azul
hace tanto
sin nada que hacer en todo el día
salvo divertirme
jugar
y llevar a casa el pan
lo menos mordido posible

TRIATLON

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