jueves, 6 de diciembre de 2018

IDEAS PERRAS


Me despierto siempre con una idea metida en la cabeza,
es una idea totalmente obsesionada y enferma que
solo puede venir de alguna pesadilla de esas que avisan
que hay que cambiar algo urgentemente,
pero enseguida mezclada con la realidad y con los sonidos de la ducha 

se va volviendo ligera como una melodia y me va haciendo compañía 
en esas horas tan jodidas de la 6 de la mañana,
y me gusta trabajar tan lejos y tener que atravesar la autopista
porque me da tiempo a tararearla en la grabadora del teléfono 

para recordarla y no dejar que se vaya para siempre por el desagüe del tiempo,
aunque por la tarde, cuando la escucho en casa ya ha perdido

 su sentido y es difícil entenderla
porque mi voz se ha mezclado con las canciones que ponen en la radio 

sonando de fondo y un pero que mal conduces hijo de la gran puta 
grabado entre rima y rima y
gritado como un perro rabioso contra la ventanilla,
y cuando la transcribo tengo que meter esos gritos 

y el ritmo de la canción que sonaba en ese momento
porque estoy encariñado con las cosas que me rodean
y me gusta darles importancia y tenerlas en cuenta por muy absurdas que sean.
Esas ideas tienen una vida muy corta en mi memoria
y van desaperciendo entre frenada y arrancada
y entre las comas y los puntos y todas esas cosas que necesita un hilo
argumental
para no perderse, y además tengo que darme prisa
porque esas ideas tienen la vida muy corta, como las de los gatos que cruzan la autopista,
e incluso algunas ideas cambian totalmente su fisonomia y su belleza natural
cuando se convierten en palabras
como los gusanos tan útiles cuando se convierten en mariposas tan cursis,
me gusta la filsofia de esas ideas porque aunque estén enfermas y
sean repetitivas
no tienen esa línea temporal tan simple que necesita la gente para
no perderse,
no son curiosidades ni juegos de palabras de modernos
para escandalizar a los 4 escandalizados del grupo de enfrente,
y no pueden ser diseccionadas
en un consejo que decir quedándote callado después como un puto sabio,
me gustan porque no son otra cosa, son solo una melodia,
como el canto de un pájaro
o el de una sierra cortando marmol ,
y es imposible ponerlas ni siquiera un titulo
y en este tramo en el que ya casi estoy llegando al parking
se
vuelven rápidas
y quieren sacar la cabeza por la ventana
como un perro con la lengua fuera disfrutando de cada décima
de libertad que le queda

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