El método

Escuchando música
con la mirada perdida
en una escalera
que me lleva a las alturas
pierdo la cordura
me olvido
de todo
de mi cuerpo
de lo que soy
de las cadenas
del tiempo
me hago
poderoso
victorioso
un dios
y luego vuelvo a la tierra
con lo que he robado
ahí arriba
la música y el espíritu
tienen
una conexión única
directa
mágica
sueñan juntos
con un mundo mejor
van hacia las alturas
el silencio y pensar
se quedan aquí
cavando agujeros
profundos
tumbas
para algún funeral
y
me emborracho
fumo
y salgo hasta la madrugada
al dia siguiente miro
que palabras me he bebido
y las vomito
de rodillas
arrepentido
ante el papel en blanco
y
miro hacia dentro
en el espejo
en el latido
en el pasado
en el amor no
en el amor incontrolable
el que me dió una lección
de por vida
en huir de la soledad
sentenciado
a cadena perpetua
en huir de la mediocridad
a base de esfuerzo y de perder mil veces
y me sirve de motor
y de gasolina
es mi energia
y
miro hacia las calles
llenas de gente
los bares
las autopistas
con los puentes
y los coches pasando
por debajo
en el ruido
sin cesar
en el humo
en el caos de personas
en todas direcciones
y lo lleno todo de velocidad
caótica
de ritmo
descontrolado
de callejuelas
estrechas
de numeros pares
e impares
desde el 1
hasta el final de la calle
hasta otro poema
que cruza
la ciudad
en otra direccion
y
entonces
pienso
en
ellas,
por ejemplo, en la luz de los semáforos
de noche
reflejada en su cara mientras conduce,
seguro que lleva la falda por la cintura,
seguro que no se quita los tacones para follar,
que no tiene prisa,
que no toca el claxon,
que no pierde el control,
que le gusta leer,
pienso en los 20 de otra,
desbocados en los asientos de atrás
con un par de novios,
por ahi,
enamorados,
creyéndola dormida,
y sus bragas
manchadas
en el bolso
al llegar a su casa,
y pienso en una mujer tranquila,
bajo un árbol inmenso,
en un parque,
escribiendo algo en una libreta,
ellas son demasiada poesía