martes, 3 de enero de 2017

Uno de enero

El primer día del año
recé por encontrarme algo diferente al subir la persiana
que se yo
el espiritu navideño reencarnado en el paisaje
de un belén viviente inmenso con luces de colores intermitentes
y un rio de papel plata moviendo un molino de viento
con la pila gigante escondida detrás del vertedero
y unos pastores
los romanos y un caganet
el anuncio lisérgico de una colonia hecho realidad
los fuegos artificiales de las 12 aún
en el horizonte dibujados por un pintor impresionista
el extraño silencio de cuando nieva amortiguando los ruidos
de la ciudad
una veinteañera en la ventana de enfrente
quitándose el vestido de mamá noel zorrita
envuelta en un halo de tristeza melancólica y de lenceria roja
o algún pensamiento de paz y hermandad de los que tuve anoche
mientras me subía el extasis; esa sensación que parecía tan real
de que el tiempo no existía
y que solamente existía el presente
y que todo el peso de la vida no es más que una ilusión
que se va en un chasquido por cualquier pensamiento acertado
o simplemente me hubiera gustado encontrarme con un poco de viento templado
y unas nubes en el cielo de ese color anaranjado imposible de imitar...
pero al subir la persiana ahí estaba la casa de enfrente
y el patio interior de siempre
y la caldera del edifcio haciendo su clásico ruido de a punto de explotar de siempre
con la abuela de la vecina batiendo huevos a toda velocidad
y un frio seco que quema en la cara como si fuera fuego
y tampoco queda un solo pensamiento iluminado de los de anoche
solo noto el gran peso de la razón en la espalda
y una resaca desproporcionada y salvaje
que no compensa en nada la sabiduría quimica que alcancé ayer,
y no hay soldados romanos en la calle
solo hay policías chulescos
y tampoco hay pastores
solo hay chavales con los pantalones de su hermana pequeña
y el tupé engominado
y anuncios absurdos de perfumes y coches y juguetes caros
y las vacas y los burros del nacimiento
se venden troceados en los supermercados como carroña para buitres cojos
y vagos,
pero siempre he tenido algo guardado en secreto
es un diamante que llevo en el pecho
o en la cabeza
o en el alma
y que escondo como un tesoro desde hace años
aunque no siempre fue así,
antes era solamente una piedra de carbón que no merecía la pena
pero la presión y el peso de la
tragedia lo convirtió en un diamante
que dependiendo de la luz que tiene
a su alrededor
va cambiando de brillo y de color
y no importa lo grande que sea el enemigo
ni lo insoportable del dolor
ni lo lejos que esté una estrella
ni la oscuridad que haya a mi alrededor
tengo un diamante
en la sonrisa
en el estomago
o en mis huevos
que no para de brillar
y cuanta mas oscuridad
cuanto mas perdido estoy
cuanta mas inmundicia me rodea
mas brilla
y nada mas abrir la persiana
con su composición de odio y de cristal
el diamante es capaz de cortar cualquier material
desde la roca hasta el tiempo hasta la soledad
y es capaz de hacer relucir los edifcios sin alma
y sus patios interiores
y a las vecinas cocinadoras compulsivas
y al cielo contaminado....
nada mas abrir la persiana hasta la mentira empieza a brillar
como si fuera un inmenso diamante
en la oscuridad

No hay comentarios:

Publicar un comentario

TRIATLON

  BAILAR   BIENVENIDA 3 Anoche debí soñar algo magnífico que desatascó el pensamiento algo como una fórmula matemática que resuelve ...