martes, 6 de febrero de 2018

Rodado en B/N,16 mm, y en un plano secuencia



Hay 2 galgos elegantes parados en un semáforo a los pies de su dueña
que me observan con una mirada extraña, 
medio santa,
como si vieran algo dentro de mí que no va bien
y no supieran como decírmelo,
se parece a la mirada que le pongo yo a las rubias con minifalda
que se bajan del coche sacando primero un pierna a la acera
mientras rebuscan algo en la guantera,
algo dentro de ellas podría salvar a la humanidad
pero no se como decírselo sin que se considere acoso
no entiendo el lenguaje de este siglo en que solo hablan los bolsillos
y ya ni siquiera queda un tono sagrado en el que poder llegar a las
cosas que hay detrás de las cosas,
y la brújula que señala a la cobardía
como el norte de mis 4 pecados cardinales
me orienta por el mapa de todas esas cosas invisibles de este mundo,
y detrás de esa pierna
bajando de un coche recién aparcado
en la hora punta
del barrio financiero
justo debajo de los edificios de cristales
cubierta de una media color azul eléctrico
veo ondeando el orgullo y la invisible bandera de la humanidad,
y veo dioses invisibles detrás del grupo de chavales
que fuman sin parar desde las 7 en el banco del parque,
veo todos los dioses griegos luchando por el poder detrás de ellos,
y como siempre, en un grupo nunca hay dioses repetidos, 
y todos son diferentes,
los conozco bien, son los que pasan el hachís en lugar de ir a la
universidad, hay un Heres, un Apolo
un Dionisio que hoy lunes aún no ha ido a clase, un Ares,
un Poseidón que es con el que mejor me llevo
y una Atenea que siempre está con ellos,
pero todos reniegan de sus dioses
y tiran al contrario de las riendas y de sus correas
tratando de ser dioses del olimpo de Hollywood
y con eso solo se hacen daño y se desangran,
y me gusta sentarme con ellos el tiempo justo para parecer
un profeta,
alguien que viene, dice algo que va a suceder si o si
y pronto se va a caminar por su desierto particular,
da igual que venga de un rio o de una montaña o que llueva a mares
en mi interior reina un desierto 
y me gusta hacer caminar días y noches seguidos
a mi alma por su arena donde no encuentre nada, 
desde aquí no es muy difcil ver el destino de cada uno,
lo que es difcil es no acertar,
y como están haciendo la quiniela entre negocio y negocio
ejerzo como tal y les digo con aires místicos que pongan el 1 en el pleno al quince
que así tengo más posibilidades de acertar,
en un par de versos
una rima
en una verdad desgastada por el mismo lado
como la suela de un zapato por caminar siempre poniendo
el peso en el mismo sitio y en el mismo ritmo
y en una mentira detrás de otra veo un poema,
veo un poema con la misma estructura que los títulos de crédito de una película,
los títulos que van saliendo desde debajo de la pantalla
hacia arriba después del the end de turno,
dirigida y escrita por algún cobarde que se niega a dar la cara
y producida también por el mismo cobarde en asociación con la soledad
y el aburrimiento,
la fotografía la puso la ciudad, en una de esas habitaciones iluminadas
detrás de las pequeñas ventanas de los edificios cuando ya ha caído la noche,
la localización es la salida del parking del barrio financiero junto
al parque de la universidad,
el reparto por orden de aparición es el yo sobreactuado,
dos galgos elegantes haciendo de símbolos,
una mujer bajando de su mercedes deportivo haciendo de bandera de la humanidad
y los porreros del parque haciendo de dioses griegos,
el vestuario es el de un gato siamés todo gris,
y la banda sonora fue un talent show que tenía puesto el vecino y se oia 
a través de las paredes finas de mi salón.
Una película a la que solo han ido tres colgados
y una pareja que ha entrado meterse mano,
es la semana del cine Francés de la filmoteca de la ciudad
y no puedes levantarte e irte
hasta que acaben todos los títulos de crédito,
porque los colgados que ven estas películas os quedáis hasta el final,
una de esas películas de un productor que solo piensa
en el aplauso
y en la taquilla
y en que alguien aparezca con una buena idea,
pero ya no quedan,
las buenas ideas están todas en el cine.

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