Esta es una historia
filosóficamente superior a todas
las demás,
sus ideas brillan en
lo alto con la misma melancolia
con la que en invierno brillan los tragaluces de los tejados,
no necesita argumento, ni miedo, ni alegría, ni ninguna otra
fuerza sobrenatural para llegar hasta el final,
simplemente se deja llevar como si el papel fuera una
corriente invisible
de esas que ven las especies para evolucionar o las semillas
para desembocar en
algo totalmente diferente y nuevo.
Esta es una historia a la que acaban de llamar por teléfono hace
unos minutos para
decirle que vaya a despedirse de su viejo,
y de camino está viendo el hospital cada vez más cercano y más
grande al borde de la carretera,
nunca habia pasado por aquí, aunque siempre escuchaba su
ruido
de fondo, solo alguna vez que estaba perdida después de
enfrentarse al
miedo o a algun enemigo,
o porque estaba enamorada,
o le había subido alguna droga,
pero nunca habia estado tan consciente y tan libre en esta
carretera,
y entonces quita la música que siempre lleva puesta en la
radio
pero no se siente perdida, ni vacia,
sus pensamientos se alinean en un eje estético pero
abstracto,
y puede escuchar a las ideas respirar, y volar por encima
de
su cabeza y brillar,
y las puede pasar la mano por encima y acariciarlas como
si las
leyes tan salvajes
hubieran crecido con ella y la hubieran cogido confianza,
y las analiza como si la hoja por la que se deslizan fuera
un laboratorio blanco y limpio y se
sienta enfrente de ellas, y analiza un solo segundo
de tiempo como si fuera la gota de sangre de un gigante
invisible,
y ve las leyes como si fueran una especie mas del universo,
con
una biología parecida
a la de cualquier otra especie,
ve en ellas que también están formadas por pequeñas
células,
pero con la forma del yin y el yang, y se queda pensativa mientras
le tocan el
claxon por detrás, y aún así no pierde los nervios,
ve que hay millones de ellas, no ve cruces cristianas, ni
hay un vacio detrás,
ni algo bueno o malo,
ni algo bueno o malo,
solo hay millones de pequeños símbolos del yin y el yang corriendo
por las venas de cada idea.
Esta esa una historia de esas que no sabe donde va,
en que el sentido está oculto detrás de las nubes,
y no sabes que bien que hora es, ni donde está,
pero hay sufciente brillo, y todo se ve con claridad, no es
esa verdad de las 8 de la tarde que hace que tu sombra se
estire tanto que
pareces un gigante por las aceras y no ves bien quien viene
de frente y solo
ves siluetas hasta que ya estás demasiado
cerca de ellas,
esta historia no necesita uno de esos puntos de apoyo que usa
el pensamiento para mejorar la técnica,
como los boxeadores piensan en el odio cuando quieren golpear
mas fuerte,
esta historia piensa en un helado de fresa, piensa en el
verano, piensa en ella
comiendo un helado de fresa en mitad del verano,
y cree que hay boxeadores que
piensan en el amor cuando golpean para mejorar su odio, y le
encantaria que este
camino no acabara nunca, pero ya está ahí.
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