LA PEQUEÑA MUERTE

No tenía encendida la tele
pero los destellos de la hoja en blanco se reflejaban
en las paredes con la misma violencia hipnótica
que los reality shows en las casas a oscuras
aunque en lugar de ser azules estos destellos eran color rojo-puticlub,
había una mosca de esas despistadas dando vueltas por la habitación
como si estuviera describiendo con su vuelo
las coordenadas de libertad de su juventud,
y ahí estaba solitaria
como el telediario del vecino atravesando las paredes
o como el camión de la basura cruzando la ciudad de noche,
y disfrutaba de alguna forma de la libertad de su vuelo
pero repetía obsesivamente de izquierda a derecha un mismo recorrido,
tenia toda la pinta de estar haciendo algo artístico con su vuelo
como cuando los gatos se suben al sitio mas alto de la casa
y se quedan ahi parados
sin querer escapar
o como cuando las mujeres enseñan las piernas
pero tienen cuidado de no enseñar demasiado
sentadas en las terrazas,
luego me quedé hasta tarde viendo una película en la tele
porque habia una corriente invisible
que cruzaba mi texto
jodiendo y vibrando al mismo tiempo
como el Ibex 35 ahogando los sueños de libertad
de la sociedad,
solo deseaba que llegará su final
pero lo dejé así como estaba,
cuando noto que voy a acabar todo se precipita y
no lo puedo mantener entre las manos
y me fijo en un detalle
en algo aleatorio
la cruz cristiana que llevas de colgante
haciendo contraste con tu alma
un pequeño gemido
de los dientes o la boca
el ojo detrás del flequillo
ocultando algo
el movimiento hipnótico de tus tetas
su color
y cierro los ojos y doy un último beso para disfrutar
de dos sabores al mismo tiempo
y entonces todo se acelera hacia el final,
a veces antes de dormirme me pasa lo mismo
y me fijo en un solo pensamiento
que me absorve
no es algo grandioso ni espectacular
ni tiene nada de armonia
es algo contundente
y algo sencillo y salvaje
como la muerte,
y tu piel brilla como una piscina brilla para un niño
en una mañana de verano
llamándole con sus destellos de luz por encima de las ondas
y se lanza de cabeza
dejándose arrastrar por la inercia
buceando sin gravedad
por debajo de todo
como volando,
y hay uno de esos pequeños murciélagos
que pasan en vuelo rasante por encima de la noche
hinchado,
flotando en la piscina,
a veces miro en el fondo de tus ojos sin miedo
justo antes de correrme y te beso al mismo tiempo
y me haces pensar en algo parecido a esa pequeña muerte