Specka

La mitad de la ciudad ha desaparecido;
una niebla de alzheimer va avanzando
y ha hecho desparecer los edificos del fondo
como si solo fueran pasado
y solo se ve su silueta
y me imagino que es una gran montaña
y que el ruido de la autopista
es un gran rio
y las personas amables
y educadas
son personas sofisticadas
que dicen buenas días
y buenas tardes
como metralletas compulsivas
en ascensores compulsivos
entre masturbadores compulsivos
y compradores compulsivos
deprimidos
mártires
compulsivos
con muchas cosas interesantes que hacer
pero siempre en otro lado
y niños alocados que aún tienen alas
que aún no parecen monos
que gritan como pájaros
y que esperan jugando en la acera
con sus hermanos
mirando extraños a la abuela que alguien ha dejado esperando
en la calle
en silla de ruedas
que mira extraña al escaparate y a toda esta gente
que hace cola
en la administración de lotería
donde todos tienen la mirada extraña y perdida
como si mirasen un inmenso agujero negro
que les lleva a otro mundo
y a otra vida
y familias llenas de energía
recien duchadas en zumo de naranja
que van al centro comercial a pasar el día
después de haber dormido sus 10 horas
mientras yo he pasado la noche entera de fiesta
bebiendo whiski barato
volviendo a casa derrotado
mientras los oidos me pitan como una olla express
llena de los gritos de la gente
y de las canciones de la noche
agolpadas en la mesa de mezclas de mi cabeza
y al aterrizar la nave speckale digo al taxista a la calle cartagena por favor
esperando dar un paseo por la ciudad
como si fuera un safari en kenia
pero el hijo de puta me ve tocado
y me pregunta que por donde quiere que vaya
y me doy cuenta que no soy un observador
que solo soy el último eslabón de la cadena alimentaria
del sábado por la mañana
sabe que no tengo ni puta idea
y que estoy perdido
así que me bajo en el primer semáforo
y me vuelvo andando
tan tranquilo
mirando lo que hace la gente
mientras busco el camino
a mi propio ritmo