sábado, 17 de noviembre de 2018

UN CUENTO MEDITERRANEO



Mi filosofia
nace desde el punto de vista del misterio de la soledad
por eso es pura y no está contaminada,
sin embargo mis pensamientos
por esa misma razón de la soledad y del misterio
están enfermos y son siniestros y tienen esta forma abstracta
que no llega nunca a parecerse a la realidad en nada,
asi que tengo que tirar fuerte de ellos hacia abajo para darles una forma
humana
porque ellos se empeñan siempre en desbocarse hacia esas formas
cubistas de las alturas,
ultimamente me cuesta demasiado mantener las palabras en la tierra,
se me van hacia arriba todas de golpe
como las bandadas de pájaros cuando el ruido
de una verja interrumpe la asamblea que
mantenian dentro de su árbol favorito
del paseo maritimo,
mis palabras siempre están pensando en el amor y en la verdad
aunque a mi me importen una mierda y sepa perfectamente
cuales son las cosas que de verdad merecen la pena en la vida.
El mar está golpeando contra la orilla
y me acerco a vomitar los 10 o 12 wiskis con coca cola y le digo payaso al cielo
¿que miras desde ahí arriba payaso?,
entre arcada y arcada las olas vienen fuertes y altas y
por su cresta se ven lubinas brilantes con su lomo de plata chocando contra las rocas,
pero las lubinas son duras y no tienen miedo
y las gusta montarse en esas olas para desde su cresta ver el mundo difuminado
y una urbanización a la orilla del meditarreneo,
como a esas ideas brillantes también las gusta subirse a las rimas y
mirar a los dioses durante un par de líneas, vivan en la urbanizacion que vivan,
las lubinas tampoco saben muy bien que significa todo eso que ven,
solo pueden ver durante esos segundos  que les eleva la ola a
una ganesha con ganas de sexo y con una copa sin hielos en
una mano y un canuto en la otra
hablando con un tio despeinado de rodillas rezándolo todo en la orilla,
y que con esa borrachera no podrá darle a ganesha ni dos minutos de lo que quiere,
y poco mas,
y que ya se han ido los pescadores que acampaban durante la noche
buscando atrapar alguna de las suyas despistadas o perdidas,
esos pescadores
que no se sabe que querrán hacer luego con ellas,
me cuesta demasiado agarrarme a una línea temporal
e ir construyendo encima suya una historia sencilla y simple,
empezar desde ayer diciendo que
cuando entras en la noche cerrada en este pueblo
el tiempo se detiene y
parece que te vas a quedar atrapado dentro de él para siempre,
que parece que eres el único corazón que late en el mundo entero
junto con el de las pequeñas hormigas que limpian las migas del suelo,
que las ideas pasan por la cabeza como un cortejo funeral
por la plaza de la iglesia hacia el cementerio,
y recuerdas que es el funeral de aquel señor que hace un par de días
te contaba que su padre trabajaba en la mina de oro a principios de siglo,
y entonces te das cuenta que de alguna forma se estaba despidiendo de sus recuerdos,
y que no es precisamente la primera persona que
te elige a ti para hacerlo,
y piensas que eso puede significar algo,
pero te dices a ti mismo que no tiene ni pies ni cabeza
aunque también sabes que las casualidades no existen y
entonces te sientes una especie
de enviado del infierno como las cabras en la montaña
mirando a las personas con sus ojos naranjas asustadizos,
y entonces decidí salír de fiesta para ver si podía hacer que el tiempo se
pusiera otra vez a funcionar y las ideas volvieran a ser libres y alegres
como esos ángeles que sonreían y jugaban todas vestidas
de blanco
el domingo por la mañana en las puerta del centro comercial
con toda la vida por delante,
según la linea temporal luego me colé en una fiesta como en la canción de mecano,
aunque no era una fiesta sino una boda del mediterraneo,
durante el dia había señores barrigones asomados a la verja
estropeando las fotos de la boda cuando los invitados aún no estaban borrachos ni descamisados y todavía se hacian fotos,
los jubilados miraban descaradamente los vestidos de fiesta
con su barriga inflada por encima de su bañador
tranquilamente,
como un espectaculo gratis,
luego me fuí con algunos de la boda a la discoteca del pueblo
y acabé vomitando
y me he levantado destrozado y con un pitido
que no se va de la cabeza,
para mi eso es una señal para ponerme a pensar en el futuro
como los robots de isaac asimov cuando están estropeados
y consiguen pensar en algo diferente
y consiguen escapar por encima de las normas y de las reglas rigidas
implantadas en la estructura de sus pensamientos,
así que me he sentado delante del papel en blanco,
al menos tengo la decendia de ponerme a escribir puesto de algo y
con las pupilas todavía dilatadas como los ojos de las lubinas buscando en la
cresta de las rimas
un punto de vista elevado para poder ver a los dioses
durante unos segundos
cuando están en su extraño medio
haciendo sus cosas desprevenidos

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