miércoles, 28 de junio de 2017

Bodegón

No me gusta escuchar música mientras estoy follando,
acabo follando al ritmo del puto Sting,
al ritmo de ese reggae facilón mezclando con pop
y al final tengo que parar y levantarme a apagar la tele hasta el salón para
no desconcentrarme,
en cambio el ritmo de los muelles del colchón
suena como los pájaros de la mañana,
enloquecidos pero naturales
sin que una absurda melodía se adueñe luego del resto de tu día,
hasta que de golpe
después de un último suspiro
como el ruido de platillos al final de una sinfonia
la cama deja de sonar y se hace el silencio en la habitación,
y te levantas descalza gatuna,
y cuando vuelves con una botella de agua
cierras la puerta y solo entra una potente franja de luz del sur
por debajo
que ilumina la habitacion entera
como si detrás hubiera algo sobrenatural
como si ahí fuera hubiera estallado la tercera guerra mundial
no la mañana
ni los supermercados
ni los putos niños meándose en la piscina de la urbanización,
y te vuelves a tumbar y dices algo
pero ya no tengo fuerza para responder palabras
y solo puedo hacer un pequeño ruido de amor animal con la garganta
justo antes de morirme una hora más,
me gusta verte desnuda
después de haber hecho el amor, sin la tensión sexual,
tu piel tiene el ligero brillo de las cerezas recién lavadas en un cuenco de cristal
bajo la ventana traslucida de una cocina

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