martes, 27 de junio de 2017

Homilia en una tarde de primavera



Una chica cruza la ciudad
sin levantar la cabeza de su teléfono
sin mirar a los semáforos
a los coches
y a los camiones
que frenan inventándose pasos de cebra
en mitad de la calle,
en la acera de enfrente
están derruyendo un edifcio
inmenso de oficinas
y todo el polvo
se le pega en la piel sudada
por el calor de este verano adelantado
como si fuera purpurina
en una noche de fiesta,
ella sola podría sacar adelante
a la humanidad entera en la antartida a -60 grados
o en una estación del año 6500 en una galaxia en guerra contra otra
o en el hambre
o en esta ciudad
que una vez mas se ha saltado la primavera a la torera,
y ellas por instinto
salen con sus vestiditos
melancólicos y lánguidos
que caen por todo su cuerpo
como una cascada de flores
para que no echemos de menos todo lo que nos han robado,
y digo mujeres
porque ya son mujeres
a mi que no me jodan,
hoy recordamos a Mónica Lewinski
en ese video
en el que Clinton saludaba a todo su equipo
y entre todos esos cadáveres sonrientes falsos
aburridos
sobresalia ella
alargando el brazo
con su vestido negro
y una sonrisa perfecta
de secretaria entradita en carnes

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