El lado contrario

No me gusta la gente
y nunca me ha gustado
ya desde pequeño
como mejor estaba
era dentro
muy profundo
donde nadie
podía llegar
no me gustan las personas
siempre
buscando el dos contra 1
o levantando muros
y ya se que son necesarias
y que sin ellas te pierdes
que detrás está la locura
y que acabas buscando enemigos
en lugares que no existen
como en el pasado
en el futuro
o en el desierto este
de dunas
hasta el infinito
en el que se ha convertido el horizonte
por donde ya no pasa nadie
solo un jinete
a lo lejos
con su camello
bajo la soledad abrasadora
busca agua
bajo la arena
muy profunda
escarvando
desesperado
y habla solo
bebe
fuma
y nadie discute sus mentiras
y acaba pensando que siempre tiene la razón
ha llegado a lo mas bajo
y ha acabado dibujando en las paredes
antiguos paisajes
oasis en los que ha vivido
o viajeros que cruzan sus tierras
que pasan de largo
y que nunca se quedan,
no me gustan las personas
solo me gusta hablar con los dioses que llevan dentro
y que las palabras los despierten de su sueño
como luz en la habitación
como los ruidos de la mañana
o como las asambleas de los pajaros en la ventana,
me gusta sentarme
y tomarme algo con ellos
y que bajen la guardia
que dejen a la persona
olvidada
con sus bolsillos
vacios
que olviden al ser humano en el que se han convertido,
me siento con uno
y espero
a que salga
un tigre
un demonio
un lobo
y una vez que sale
es para siempre
ya nunca vuelve lo que era antes
cuando está fuera
liberado
me alejo
y sonrio cuando me ataca
¿que me va a hacer?
si me parezco a ellos,
tambien me parezco
a uno de esos que tienen dioses
que jamás pierden
que encuentran todas las puertas abiertas
que se presentan como si fueran uno mas
pidiendo clemencia
pero que luego se lo quedan todo
su dios avanza como las dunas del desierto
no tienen vuelta atrás
si es necesario vuelan
por encima de las barreras,
los ayuda
inmmensa
como el sol abrasador la verdad
no me gustan las personas
pero me gustan los dioses que los dirigen
me gustan esas que solo tienen belleza
también me parezco a ellas
tanto
que podría quedarme
siempre
mirándome en el espejo,
me gustan los dioses
paseando a las personas que llevan dentro
mientras ellas obedecen
o se ahogan
tirando hacia el lado contrario
me gustan sobretodo esas personas contradictorias
que ven en el desierto
un enemigo del que huir
o un dios lleno de belleza