martes, 3 de noviembre de 2015

La despedida de H.


H. está sentado en un banco
enfrente del edificio que contruyó hace 40 años,
está despidiéndose de su obra,
el edificio es alegre y ríe
mientras el llora,
parejas jovenes, hombres encorbatados
y mujeres preciosas
entran y salen
como en las peliculas de woody allen y
hablan como locos, hacen mil cosas
gesticulan, se paran
y luego siguen sus caminos en todas direcciones,
pero H. vive en una película de Bergman,
está cansado de todo
y se hace preguntas sin respuesta,
su cabeza siempre está ahí dentro
sueña todas las noches con el funeral de alguien en el edificio
o que camina por los pasillos
hablando con su esposa fallecida
como si estuviera viva,
o habla con los amigos de la infancia en la primera planta
o simplemente está perdido en las escaleras
y no encuentra la salida
y está ahi
asomadose por las ventanas.
En su casa tiene los planos enmarcados y
una maqueta a la que todavía sigue dando vueltas
con un whiski en la mano,
fotos del edificio con diferentes luces
amaneciendo
de noche
en blanco y negro
en las cuatro estaciones
desde diferentes puntos de vista
desde el cielo
el suelo en contrapicado
y también desde dentro mirando hacia la calle.
Recibió premios por su edifcio y le hacían entrevistas,
y daba conferencias y los estudiantes le preguntaban,
él decía que el edifico tenía vida
curvas como una mujer
y enormes columnas,
decía que latía
que estaba ansioso
y que era divertido
como un niño,
que era fuerte
inexpugnable
como un guerrero,
y que lo sabía todo
que nada se le escapaba
desde las alturas
como a los viejos sabios,
él,
que siempre fué tan frío
y tan duro
se emocionaba
y se volvía filosófico,
hablaba como si ese bloque de cemento
tuviera vida
y no sabía de donde la había sacado,
pero él se encontraba totalmente vacio
como si el edificio se la hubiera robado,
solo cuando hablaba de las anécdotas
de la construcción
se sentía mejor
y lo hacía durante todo el día
y en cuanto tenía una oportunidad,
pero se sentía exiliado
se sentía vacío como una mujer comprada,
solo como un niño maltratado,
inutil como guerrero derrotado,
perdido como un viejo demente,
y
se sienta cansado en una cafetería camino a casa,
siempre está cansado,
elige la mesa junto a una enorme cristalera
y se queda mirando otros edificios,
la ciudad está llena de ellos y
se pregunta si a esos arquitectos
les pasó lo mismo,
y mira a una joven chica leyendo
en la mesa de al lado
con coleta y muy concentrada en el libro
y piensa si al escritor le pasó algo parecido,
suena una canción de fondo
le gusta
mueve los dedos golpeando sobre la mesa
y piensa en su compositor,
y piensa en la ciudad
y en las primeras ciudades
en las leyes
en el habla
en las palabras
en todo lo que los hombres han creado de su imaginación,
y busca monedas para pagar el café
pero no encuentra
y tiene que sacar  un billete,
piensa que nuestras construcciones
nos han acabado superando
y de alguna forma nos han robado el alma
mientras se queda mirando el dinero en su mano
como si fuera solo un simple papel doblado

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